A Luis G. Montero.
Mirada de labios perfilados
casualidad o destino,
dímelo tú, que te dicen poeta.
Pálida piel de perfumes secretos.
Acuérdate, el viento danzará
al compás desmedido de los versos,
rompiendo el universo sonoro
de nuestras conversaciones.
Tú, ya quedas en la historia.
Yo inicio la mía.
Una vez, alguien calmó el vacío de la ignorancia
con suaves sonetos que ponen voz al silencio,
y allí, en la biblioteca del cortijo,
entre cientos de portadas,
mi dedo señaló tu obra
y se abrió por siempre en la memoria
la certeza de saber
que transitamos las mismas ilustraciones.
Intento mirarte a la cara
y te pregunto;
¿Cómo te sentiré yo?
Y en la lejanía, un susurro;
Aun es pronto para saberlo todo.
casualidad o destino,
dímelo tú, que te dicen poeta.
Pálida piel de perfumes secretos.
Acuérdate, el viento danzará
al compás desmedido de los versos,
rompiendo el universo sonoro
de nuestras conversaciones.
Tú, ya quedas en la historia.
Yo inicio la mía.
Una vez, alguien calmó el vacío de la ignorancia
con suaves sonetos que ponen voz al silencio,
y allí, en la biblioteca del cortijo,
entre cientos de portadas,
mi dedo señaló tu obra
y se abrió por siempre en la memoria
la certeza de saber
que transitamos las mismas ilustraciones.
Intento mirarte a la cara
y te pregunto;
¿Cómo te sentiré yo?
Y en la lejanía, un susurro;
Aun es pronto para saberlo todo.
2 comentarios
Cerro -
Un abrazo.
Goreño -